jueves, 14 de junio de 2012

Desde mi pesebre "CAMP"

Buenos días mi gente... otro día mas desde mi pesebre.  Les confieso que hoy es uno de esos días que tengo tantos temas en mi mente que ninguno quiere salir...  Eso es súper boricua tantas cosas que hacer que al final del día no haces ninguna y tienes las que tenias que hacer y las nuevas.  Hoy estaré comentando de una experiencia de vida y como ha cambiado la vida.  Hace par de años atrás en mi pueblo celebraban un campamento llamado CAMP.

El CAMP de Padre Basilio Cosme, OP. en la barriada Lluberas en Yauco que después comenzó a regarse por todos los barrios.  Estaré exponiendo lo sucedido y ustedes sean los que juzguen ¿como sobrevivimos a esto?  El campamento se llevaba a cabo en la Casa de Jornadas (un lugar donde se celebraban retiros).  La hora de llegada era de 6am a 7:30am hasta las 6pm (12 horas intensas de campamento).  La matricula fluctuaba entre 60 y 120 niños de 5 a 18 años... y los líderes teníamos de 18 a 25 años.

El campamento ofrecía desayuno, almuerzo y merienda... educación cristiana, deportes, dinámicas y juegos.  Les voy a narrar un día de campamento para que ustedes vean la magia o la bendición de Dios en aquellos días.

6am - 7:30am         Matricula (todos los días hacíamos matricula para saber los niños que habían asistido ese día a campamento).  Caminábamos desde la Casa de Jornada hasta la escuela de la Bda. Lluberas aproximadamente unos 400 metros (no existían aceras).

7:31am a 8:30am   Desayuno (gracias a comedores escolares; los cuales hacían concesiones con nosotros porque el numero de adultos 18+ por nenes era como 1 por cada 25).

8:31am a 11:30am Actividades en la Casa de Jornada (obras de teatro, pintar, dibujar, plastisina, hacer cuadros) o ir al parque a jugar baloncesto, pelota, escondidas, marro, esquivado, quica y otros juegos de calle.

11:31am a 1pm     Almuerzo

1:01pm a 3pm       Actividades en la casa de jornada (talent shows, catequesis, dinámicas)

3pm a 5:30pm       Caminata

Quiero hablar de las caminatas de Padre Basilio.  El sacerdote llegaba a eso de las 2:45pm en sus tenis, t-shirt y mahones.  En ese momento agrupábamos a los a campantes y nos disponíamos a caminar hasta el Cafetal (2 millas aproximadamente).  Alli había un parque el cual tenia una chorrera, sube y bajas, cancha de baloncesto y parque de pelota... nada mas.  Nuestro equipo deportivo constaba de una bola de baloncesto, una bola de balompié y tal vez una soga.  Imaginen sobre 120 personas en un parquecito invadiendo literalmente todo el área.

El único vehículo de emergencia que teníamos era el jeep del padre o el volky.  El agua eran todas las casas que rodeaban el parque literalmente pedíamos agua a los vecinos.  El baño eran casas de personas católicas que ya habíamos identificados.  WOW gracias a Dios nunca paso nada...

Les dije que el camino era literalmente un campo entre vacas, alambres de púas, una urbanización en construcción y una quebrada (donde vivía el cocodrilo que nadie nunca vio).   Que días aquellos en el parque jugábamos con el padre; el juego favorito de España (soccer).  El grito de reunión era EEEEEEEEEEEEEhhhhhhhhhhhh y con eso llegaban los 100 niños.  Aproximadamente la caminata era de 30 minutos así que a las 4:30pm partíamos hacia la Casa de Jornada.  Venia la mejor parte... el manguerazo (se trataba que el que estuviera regando el jardín, limpiando su casa con manguera) el padre literalmente se la arrebataba y nos pegaba un manguerazo a todos.    Lo mejor del campamento era llegar ensopa o a la casa de jornadas.

Que tiempos aquellos donde la manguera era la mejor agua del mundo, el deporte era la mejor diversión, usar el baño de un desconocido era común, no celulares, no demandas, educación católica, padres agradecidos que cuidábamos a sus nenes.  Que muchas personas crecieron con los CAMP...

No comente la caminata de 3 horas que era hasta el lago sin detenernos simplemente caminando y oyendo las historias del padre Basilio...

Gracias Padre Basilio, OP por esa obra que hiciste... los adultos de hoy te agradecemos nuestra niñez.  El que tenga oídos que oiga... y nos vemos mañana desde mi pesebre.

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