martes, 9 de julio de 2013

Desde Mi Pesebre "Sancho ¿y ahora qué?"

Buenos días mi gente; otro día mas DESDE MI PESEBRE.  Adivinen ¿que estoy haciendo ahora mismo? Claro con mi taza de café negro en mano y listo para conversar con ustedes mis amigos de todas nuestras aventuras en la columna.  Hoy quiero recordar un gran cuento clásico que muchos de nosotros leímos en la escuela superior (o compramos el compendio).  Traigo el mismo a colación porque muchas veces tenemos que vivir como "El Quijote de la Mancha" y de allí el tema "Sancho ¿y ahora qué?
Pues evito escribir sobre temas que se refieran a la política del país; pero creo que mas allá de un tema político puede ser un tema de análisis y conversación al estilo de la columna.  Cuando hablamos del clásico de Miguel de Cervantes muchos de nosotros pensaríamos ¿quien es este escritor? sin embargo si digo Don Quijote de la Mancha hay dos o tres ilustraciones que vienen a nuestra mente. Una seria el Quijote pensando, otra el Quijote y Sancho frente a la caída del sol y la que quiero destacar hoy el Quijote frente a los molinos de viento.  Vamos a esa ultima imagen y piensen como después de esa colosal pelea con los gigantes el gran héroe Don Quijote decía: "Sancho ¿y ahora qué?

Es por esto que quiero contarles que cuando es uno el que se equivoca con el gobierno; se pasa factura y tenemos cargos, penalidades e intereses.  Sin embargo cuando es el gobierno el que hace el error ¿que sucede?  De repente algo que venia a salvar a Puerto Rico y la necesidad energética algo innovador (claro en Europa lleva desde el 1979 como fuente eólica); pero vino alguien a Puerto Rico y no dijo nada de la necesidad de viento constante y de repente sembraron sobre 45 molinos en Santa Isabel (tierra creada para ser agrícola) ah y no olvidemos los veinte y algo que hay en el área de Maunabo.  No funcionan adecuadamente; pero Sancho ¿y ahora que?

Claro a una pequeña inversión de 5 de millones de dólares por cada uno... haga usted la matemática porque si yo la hago comenzare a llorar.  Entonces un buen vendedor brinco la burocracia del gobierno y entrego todos los papeles de estudios y viabilidad (los que hemos tratado de llevar un proyecto sabemos de que hablo) y vendió este proyecto.  Hoy en dia no funcionan; pero Sancho ¿y ahora qué?


Tenemos los dichosos molinos eólicos como muestra ¿de que?  Fue algo tan innovador que no pudimos preguntar si existían las condiciones reales para que fuese funcional.   Simplemente alguien tomo la decisión por el pueblo y sembraron 60 y mas de abanicos alrededor de la isla.  Ah... pero si haces una construcción en tu casa sin los debidos permisos ese mismo gobierno que hoy sembró molinos te hace derrumbar tu construcción y puede ser que tengas que pagar en dinero el remedio a tu error por desconocimiento o por pasarte de listo.  Pregunto yo Sancho ¿y ahora qué?


No sé si solamente quedaran para la historia esos monstruos o en el clásico de Cervantes esos GIGANTES para recordarnos que alguien cometió un error que costo al pueblo dinero; pero pues no va a pagar simplemente esperemos que Don Quijote los observe y trate de atacar a los GiGANTES por impulso.  Sancho ¿y ahora qué?

¿Ese dinero no podría ayudar a la economía del país?  Tal vez podría impulsar una medida para crear empleos y ayudarnos a salir de esta situación.  Hoy no quiero solamente decir mi pensar en el teclado... quisiera que cada uno de nosotros buscáramos una solución.  ¿Como podríamos rescatar el dinero que alguien invirtió en mi nombre?  Tal vez solamente tengamos que hacer como el Quijote destrozado después de su lucha... sentarse en el suelo y decir SANCHO ¿y ahora qué?

Parece una queja, desespero o frustración; pero si nos hubiese pasado a cualquiera de nosotros tuviésemos que pagar nuestro error.  Entonces ¿vamos a quedarnos cruzados de brazos porque ya el daño esta hecho?  o simplemente dejaremos que este tema muera aquí sentados frente a un árbol diciendo Sancho ¿y ahora qué?

Es facil juzgar desde las gradas, escribir por tirar un mensaje al aire, dejar un dibujo en las paredes de mi cueva, soltar letras para saber si algún día serán leídas.  Tal vez la decisión es acostarse frente al árbol y dejar que el tiempo pase para que comience otra aventura mas del Quijote de la Mancha.  Sancho ¿y ahora qué?

Como siempre digo el que tenga oídos que oiga y nos vemos mañana DESDE MI PESEBRE.


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