miércoles, 4 de septiembre de 2013

Desde Mi Pesebre "Un ladrillo"

Buenos días mi gente; otro día más DESDE MI PESEBRE.  Ya saben que el café negro me acompaña al igual que ustedes mis amigos que esperan mi llegada para conversar... les he dicho que de vez en cuando tomen tiempo para leer columnas pasadas; porque ellas tienen temas que no caducan y están esperando para dialogar.  La magia de nuestra conversación es que el tiempo no pasa sobre ella y si pasa no afecta... por eso quiero compartir con ustedes un ladrillo.

Cuando pequeño siempre recuerdo dos chimeneas que me hacían soñar y poner mi mente a viajar sobre fantasías e historias que mi mente creaban.  La gente que es de Yauco (mi pueblo en el área sur de la isla) conoce la gran chimenea que había en Guayanilla de la central Rufina (lugar donde se procesaba azúcar) y la otra chimenea que me viene a la mente es la de la fabrica del chocolate Cortez que estaba a la falda del cerro de Yauco; eso me trae a pensar sobre un ladrillo.

Pues estas dos estructuras que menciono eran construidas en ladrillo y marcaban una generación o una historia del pueblo.  Pasar por la playa de Guayanilla era impresionante ya que había esa estructura de 200 pies de altura por la cual salía todo ese humo del proceso del gabazo al transformarse en azúcar y melao.  Dicen que para un huracán los vientos hicieron lo propio y una mañana apareció en el suelo la historia de esa central a caer la gran chimenea.  Pues todos esos ladrillos no pudieron soportar el viento, la lluvia y el pasar del tiempo.  Todo porque no soporto la estructura un ladrillo.

Por otro lado la chimenea de la fabrica de chocolate Cortez era pequeña; pero ancha.  Estaba ubicada en la falda del cerro y esta emanaba un olor que invadia todas las casas de ese monte.  Yo en realidad no se que ocurrió; pero de repente un día la fabrica clausuró y con el tiempo la chimenea murió.  Lo que se convirtió en un icono de una marca hoy desaparecía de repente porque alguien tomo un ladrillo.

Hoy después de esta larga introducción quiero traer a tu mente todas las veces que por situaciones ajenas o buscadas por nosotros tomamos un ladrillo y lo colocamos alrededor de nuestra vida.  Al principio no afecta porque es simplemente un pequeño rectángulo de barro puesto en nuestro entorno; pero con el pasar del tiempo la suma de esos ladrillos producen una pared que nos va rodeando hasta formar una chimenea que nos atrapa y solo permite que el sol, la luna, las estrellas y la lluvia nos acompañen.  No notamos que todo comenzó con el lanzamiento de un ladrillo.

Cuando nos encontramos atrapados en esa pared que nosotros creamos, nos ponemos histéricos y tratamos de romper lo que se fue creando con el tiempo.  Esa pared es inmensa y parece que nos deja sin respiración, sin salida, sin forma de salida y comienza a atraparnos el aire y hace que perdamos de perspectiva que esa cárcel la creamos nosotros.  Tal vez fue intencional o sin darnos cuenta que lo que lanzábamos era un ladrillo.

Entonces sin pensar y al pasar del tiempo ese gran monumento que no nos permitía ver mas allá de nuestra pared se convirtió en muchos ladrillos en el suelo.  Lo mas importante es que las generaciones futuras no saben que allí existió una chimenea la cual por muchos años se convirtió en un icono de un tiempo que no volverá.  Nosotros somos causantes que esa pared nos bloquee nuestro camino y pensamos que la gente que nos rodea entiende lo que nos sucede; pero tal vez ellos están ciegos con su chimenea o pared.  Todo comenzó con sacar de nuestra vida un ladrillo.

Hoy quiero que te enfoques en cuanto tiempo mas vas a estar permitiendo los ladrillos que molestan tu vida sigan creando una pared.  ¿Hasta cuando vas a dejar una pared sin respiración y sin una ventana?  Construir una pared solida puede hacer que cuando venga un viento fuerte o una lluvia tormentosa te derrumbes... queda de ti buscar cuantos ladrillos necesitas para protección; sin perder de perspectiva que debe tener la peculiaridad de ser flexible ante las inclemencias que no puedes prevenir.  Construye una pared que te proteja; pero recuerda hasta donde colocar un ladrillo.

Como siempre digo el que tenga oídos que oiga y nos vemos mañana en DESDE MI PESEBRE.


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