Buenos días mi gente... otro día mas DESDE MI PESEBRE. Quería aclarar que los comentarios que ustedes me escriben son apreciados... y aunque no los contesto me dan esa gasolina necesaria para continuar dialogando día tras día. Les recuerdo que estamos llegando a la columna 100 y que me gustaría poder compartir tus experiencias y sentimientos en la misma. Se sorprenderán cual es el articulo que mas los lectores prefieren... Hoy quiero compartir con ustedes uno de esos cuentos que uno no conoce el autor; pero que ponen a pensar y hay que agradecer ese autor que saco tiempo para hacernos pensar... sin mas preámbulos "La guardo para ti..."
Erase una vez una familia la cual tenia un negocio bien productivo. La empresa estaba pasando por unos cambios fuertes y había que decirle al patriarca que era hora de retirarse... Una persona que ha vivido dentro de un negocio cuando se retira dicen los psicólogos que es una sensación similar a perder (a que se muera) un familiar apreciado. Se reúne la junta directora y llaman al jefe y le toca la tarea al hijo a decirle a su papá que tiene que retirarse (lo que se conoce como el paso de mando)... El padre comenta que no quiere dejar el negocio porque entiende que aun es joven y en edad productiva. Después de horas de reunión y como todo negocio de familia se van a cenar.
En la cena esta toda la familia reunida y el hijo primogénito (el nuevo jefe de la empresa) le pide a su papá (el jefe saliente) que hable frente a su empresa. El ex jefe con un taco en la garganta (cuando sale la voz quebrada por querer llorar) comienza a hablar... Dice que cuando el comenzó la empresa hubo mucho sufrimiento, alegría, sacrificio y sudor. Contó sus experiencias y nuevamente dijo: No quiero retirarme, aun me siento productivo. En eso el hijo (el nuevo presidente) le quito el micrófono y dijo: "Papá gracias por tu legado; pero ahora vas a disfrutar todo el dinero que hiciste y es hora de dejar a la nueva generación crecer y trabajar el negocio que montaste".
El viejo obligado literalmente a renunciar... simplemente se retiro del microfono y se sento con lagrimas en sus ojos. En eso el nieto (hijo del nuevo presidente) se acerca a su abuelo y le pregunta: ¿Abuelo por que estas llorando? El abuelo con su sabiduría simplemente se quedo callado y lo abrazo. Metió su mano en su maletín y le regalo una sabana de dormir al nieto.
Al terminar la cena todos regresaron a casa; pero como jugadas del destino o mejor dicho el juego de la vida. Este fue el ultimo día del patriarca en el mundo y esa noche murió; algunos dicen que de pena. Al enterarse la familia todos estaban tristes. En el entierro todos se acercaban a la fosa a darle el ultimo adiós al fundador de la empresa. Cuando le toco el turno de despedirse al nieto; cogió un pedazo que rompió de la sabana nueva (que le había regalado su abuelo la noche anterior) y la tiro al hoyo.
Por la noche se acerca a la cama el padre al hijo y le pregunta: ¿Hijo por que rompiste la sabana que te regalo papá? El hijo lo miro y le dijo: Papito aprendí en la cena que algún día a mi me tocara quitarte el negocio; ademas que la familia y los negocios son dos cosas diferentes. El padre lo miro y le dijo; pero no entiendo porque rompiste la sabana y la lanzaste al hoyo. El hijo lo miro y le dijo: Papá yo partí la sabana en tres pedazos; una la lance al hoyo para que abuelito no me olvidara jamas y si necesita arroparse tenga una sabana. Otro pedazo esta aquí debajo de mi almohada para siempre recordar que amo a mi familia y que algún día mi hijo necesitara una sabana. Papá no te preocupes que hay otro pedazo y sabes que; la guardo para ti...
Nuestros hijos son esponjas que están dispuestos a aprender lo que nosotros le enseñamos... Hay días que aprenden lo que les decimos; pero hay veces que aprenden lo que ven. Trata de ser mentor todos los días... no sabes que día te conviertes en modelo y ellos están dispuestos a aprender. Recuerda que algún día puede ser que te digan la guardo para ti...
Como siempre lo digo el que tenga oídos que oiga... y nos vemos mañana si Dios lo permite DESDE MI PESEBRE.
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